San Salvador Atenco: la represión
Publicado en la edición 15 de Entre Líneas
Por Liliana Camacho
Con saldo rojo es como cierra el sexenio Vicente Fox. Primero, tuvo lugar la represión en Lázaro Cárdenas, Michoacán, contra el Sindicato de Mineros, y ahora Atenco, en donde varias personas resultaron heridas de bala y con graves daños a órganos internos por las golpizas bestiales de las que fueron objeto. Uno de los jóvenes golpeados tiene un coágulo en el cerebro debido a la tremenda golpiza que recibió y, por si esto fuera poco, no se les permitió recibir atención médica en los siete días que estuvieron encarcelados.
La represión fue propia de una batalla contrainsurgente, las tácticas utilizadas son propias de ello: el utilizar la violación de mujeres como marca de poder es una señal de ello.
Aunque el gobierno federal haga caso omiso de los abusos cometidos, son muchos los testimonios de las víctimas que dan cuenta de ello. Es escalofriante leer una a una las palabras de las que fueron martirizadas; como si no fuera suficiente el acto violento en sí de la violación, fueron tratadas de manera humillante llamando a las mujeres perras y putas. Muchas de ellas fueron obligadas a hacer sexo oral a los policías, les mordieron sus pezones y les introdujeron sus dedos en su vagina.
Es obvio que los policías llevaban la orden de actuar de manera bestial, de hecho hay algunos testimonios de policías involucrados que narran algunas de las órdenes que se les dieron antes de cercar a San Salvador Atenco: golpear a todo lo que se moviera.
Fue un acto fascista per se. El hecho de allanar las casas de los pobladores tumbando puertas, golpear a quien se encontrara adentro, fueran niños, mujeres o ancianos, fueron tácticas utilizadas por los gobiernos fascistas para someter a la población cuando el sistema se encontraba en descomposición. El mensaje es claro: cualquier grupo que intente revelarse será sometido de ésta manera.
La brutalidad con que arremetió contra los pobladores y contra otras personas que se encontraban en el municipio de San Salvador Atenco, sin deberla y sin temerla, no es propio de un estado de derecho, como tanto presume el monaguillo Abascal. Fue una cruenta venganza contra este poblado que ya había dado muestra de su gran capacidad de organización cuando el gobierno federal planeaba construir un aeropuerto en sus tierras.
Como respuesta a estos hechos, La Otra Campaña detuvo su gira por el país, se detuvo en el Distrito Federal para exigir justicia y para liberar a todos los presos políticos de Atenco. Se han hecho varias movilizaciones en todo el país y en nuestra ciudad en solidaridad con los compañeros atequenses.
La represión de la que fueron víctimas los pobladores de San Salvador Atenco, es considerada por algunos especialistas como un mensaje dirigido a La Otra Campaña, que en esa fecha, 3 de mayo de 2006, se encontraba en el Distrito Federal. Hasta ese momento, La Otra estaba siendo ignorada, uno que otro medio daba alguna nota sobre ella, pero la brutal represión la trajo a primera plana.
Se han manejado varias cifras sobre las mujeres violadas (un hombre también fue víctima de violación) pero aunque fuese una sola, ello no demerita la gravedad de la situación. Las fuerzas policíacas, están para defender al pueblo, para perseguir a delincuentes y criminales, no para usarse contra el propio pueblo que es quien paga sus salarios para que trabajen, para que estén al servicio de la ciudadanía en general.
México es el país donde las cosas funcionan al revés: el gobierno no manda obedeciendo al pueblo, es el pueblo quien debe obedecer al gobierno sino es reprimido; la policía no ataca a narcotraficantes con 4,000 elementos, sino que esos 4,000 se utilizan para perseguir al pueblo. En México los violadores son los que reciben privilegios, forman parte de los cuerpos policíacos. En México, señores, no hay justicia, sólo existe la justicia para los poderosos.