8/21/2006

San Salvador Atenco: la represión

Publicado en la edición 15 de Entre Líneas

Por Liliana Camacho

Con saldo rojo es como cierra el sexenio Vicente Fox. Primero, tuvo lugar la represión en Lázaro Cárdenas, Michoacán, contra el Sindicato de Mineros, y ahora Atenco, en donde varias personas resultaron heridas de bala y con graves daños a órganos internos por las golpizas bestiales de las que fueron objeto. Uno de los jóvenes golpeados tiene un coágulo en el cerebro debido a la tremenda golpiza que recibió y, por si esto fuera poco, no se les permitió recibir atención médica en los siete días que estuvieron encarcelados.
La represión fue propia de una batalla contrainsurgente, las tácticas utilizadas son propias de ello: el utilizar la violación de mujeres como marca de poder es una señal de ello.
Aunque el gobierno federal haga caso omiso de los abusos cometidos, son muchos los testimonios de las víctimas que dan cuenta de ello. Es escalofriante leer una a una las palabras de las que fueron martirizadas; como si no fuera suficiente el acto violento en sí de la violación, fueron tratadas de manera humillante llamando a las mujeres perras y putas. Muchas de ellas fueron obligadas a hacer sexo oral a los policías, les mordieron sus pezones y les introdujeron sus dedos en su vagina.
Es obvio que los policías llevaban la orden de actuar de manera bestial, de hecho hay algunos testimonios de policías involucrados que narran algunas de las órdenes que se les dieron antes de cercar a San Salvador Atenco: golpear a todo lo que se moviera.
Fue un acto fascista per se. El hecho de allanar las casas de los pobladores tumbando puertas, golpear a quien se encontrara adentro, fueran niños, mujeres o ancianos, fueron tácticas utilizadas por los gobiernos fascistas para someter a la población cuando el sistema se encontraba en descomposición. El mensaje es claro: cualquier grupo que intente revelarse será sometido de ésta manera.
La brutalidad con que arremetió contra los pobladores y contra otras personas que se encontraban en el municipio de San Salvador Atenco, sin deberla y sin temerla, no es propio de un estado de derecho, como tanto presume el monaguillo Abascal. Fue una cruenta venganza contra este poblado que ya había dado muestra de su gran capacidad de organización cuando el gobierno federal planeaba construir un aeropuerto en sus tierras.
Como respuesta a estos hechos, La Otra Campaña detuvo su gira por el país, se detuvo en el Distrito Federal para exigir justicia y para liberar a todos los presos políticos de Atenco. Se han hecho varias movilizaciones en todo el país y en nuestra ciudad en solidaridad con los compañeros atequenses.
La represión de la que fueron víctimas los pobladores de San Salvador Atenco, es considerada por algunos especialistas como un mensaje dirigido a La Otra Campaña, que en esa fecha, 3 de mayo de 2006, se encontraba en el Distrito Federal. Hasta ese momento, La Otra estaba siendo ignorada, uno que otro medio daba alguna nota sobre ella, pero la brutal represión la trajo a primera plana.
Se han manejado varias cifras sobre las mujeres violadas (un hombre también fue víctima de violación) pero aunque fuese una sola, ello no demerita la gravedad de la situación. Las fuerzas policíacas, están para defender al pueblo, para perseguir a delincuentes y criminales, no para usarse contra el propio pueblo que es quien paga sus salarios para que trabajen, para que estén al servicio de la ciudadanía en general.
México es el país donde las cosas funcionan al revés: el gobierno no manda obedeciendo al pueblo, es el pueblo quien debe obedecer al gobierno sino es reprimido; la policía no ataca a narcotraficantes con 4,000 elementos, sino que esos 4,000 se utilizan para perseguir al pueblo. En México los violadores son los que reciben privilegios, forman parte de los cuerpos policíacos. En México, señores, no hay justicia, sólo existe la justicia para los poderosos.

8/20/2006

Él y nosotros

Publicado en la edición 15 de Entre Líneas

Por Adolfo Morales Moncada

Mientras él, que tiene once años, bueno, el brincolín, con los amigos, el pastel de chocolate, las pelotas que ruedan casi por sí mismas, la bicicleta vespertina; nosotros, los solemnes adultos pagamos más por el precio de la gasolina, escuchamos a diario los insultos, los miedos, las negaciones, las brabucadas verbales, propias de pandilleros y callejeros, que son de los candidatos a la presidencia (Calderón, Madrazo, López Obrador), cuando no, los discursos esquizofrénicos que atentan contra el principio y la prueba de realidad, que el resto de los mexicanos vivimos cotidianamente.

Mientras él, que tiene once años, se preocupa por los exámenes mensuales y aprenderse las divisiones de unidades, decenas, centenas y unidades de millar, las leyes de reforma, el estado laico, la intervención francesa, las luchas entre liberales y conservadores (vieran la cantidad de adultos que conozco que transitan por la vida con aquella tranquilidad, sin tener la menor idea de lo anterior) y las tareas en el libro de ciencias naturales, de recursos naturales, y entonces, el agua, la madera, los bosques, los yacimientos y por ahí, parece que cuela entre las páginas de su libro, algo de conciencia ecológica y desarrollo sustentable; nosotros, bueno, nosotros seguimos duro y dale con ponte la verde, con ponte la pulsera, con píntate la cara, con compra la camiseta, con baila con nosotros, con vota por la conductora para el programa de televisión, y con usar como pretexto la reunión con los amigos para reducir la sed (siempre inagotable) en múltiplos de seis.

Mientras él, Shrek y las películas de aventuras y de terror, y entonces el Hombre Araña y el Señor de los Anillos, y cazadores de fantasmas, Don Gato por la mañana y Van Helsing (el caza vampiros) por la tarde, y otra vez Shrek a cualquier hora del día, porque se encuentra la película cuando busca otra, y entonces, pues, nuevamente Shrek en funciones especiales de fin de semana; nosotros, pues sí, nosotros, seguimos con las guerras permanentes, y entonces Irak y los gringos que nomás, no se salen, e Irán , ahora bajo amenaza (que cómo se les ocurre desarrollar tecnología nuclear ) , y Sudán y el Congo, donde hay hambruna y violencia social, y las guerras contra narcotráfico, contra el terrorismo, y el relajo de Atenco, en fin, estamos en guerra permanente y pareciera que nomás, no hay manera de sentarse a firmar algún tratado de paz (o cuando menos de respeto, de simpatía, de tolerancia, de no agresión, de escucharse antes de disparar) entre nosotros mismos.

Pero bueno, a veces, sí, a veces, parece que el mundo de él, con su onces años y el nuestro se tocan, y es porque decidimos, sí, nosotros, decidimos sumergirnos en su fantasía, en la construcción de su realidad, entonces jugamos con él futbol en la calle (con porterías de bote o de piedras, sin pintarse, ni ponerse nada), o nos subimos a la bicicleta sin buscar ir a ningún lado, o tomamos, con la mejor actitud posible, esto de ¿cuántas veces cabrá 34 en 145 ? o disfrutar en la televisión vespertina, la más reciente de Harry Potter o de Shrek o de El Señor de los Anillos por … ( la verdad ya perdí la cuenta ), o en un domingo cualquiera, pedir de postre el pastel de chocolate que mejor atenta contra el pudor, el decoro, las buenas costumbres y la dieta.

A veces, sí, a veces, nuestros mundos se tocan, entonces recordamos que la vida puede ser otra cosa, que puede vivirse diferente, que puede construirse diferente, entonces tememos, peleamos, discutimos, violentamos, mentimos menos (mucho menos) y reímos, corremos, brincamos, jugamos, soñamos más.